Monólogo e inquietud de Platón frente al epígrafe evangélico erigido en el areópago de la acrópolis durante un conjetural regreso a Atenas
Brillabas como una estrella mientras vivías;
Ahora brillas como un Hespero entre los muertos.
Platón, sobre Heraclito
Soy Platón, ciudadano ateniense
discípulo de Sócrates y maestro en la Academia.
Habito en los Campos Elíseos de Homero.
Sócrates, Aristóteles,
Parménides Demócritooras y nuestros contrarios
están todos allá:
Demócrito, Protágoras, Empédocles y los suyos.
También están ahí Esquilo, Sofocles y los otros dramaturgos
junto con el burlón Aristófanes.
Allí seguimos con nuestras conversaciones y desacuerdos.
Homero esta también ahí pero se sienta aparte.
No participa en nuestras conversaciones.
Solo de vez en cuanto canta
junto con Demódoco de Corfu.
Ahí también están los mas jovenes, Epicuro
Aristarco de Samos, Apolonio de Rodas, Eratóstenes.
Aprendo que la teoría de Aristarco,
con el sol y no la tierra como centro del mundo
se ha comprobado correcta
pero se atribuyo a un cierto Copérnico.
No importa. Baste que se haya comprobado correcta.
¡Como cambió Atenas!
¡Como se ha extendido!
¿Serán griegos todos los que habitan ahora aquí?
¿Como han arruinado el templo de la Virgen!
En esta barriada de cabañas
me esfuerzo en vano por encontrar donde estaba mi casa.
Son residuos de turcos, dicen de esta conglomeración arquitectónica,
una nación asiática que yo desconozco.
Estoy tratando de encontrar el Parlamento,
los tribunales, el edificio de los Anales. Pero en vano.
Hasta ha desaparecido el río Ilisos,
donde nos bañábamos al amanecer después de los simposios.
También desaparecieron las fuentes donde bebíamos agua:
la de Caliroe y la de Eneacrunos, la de Esculapio y la de las Eumenidas.
Este teatro, junto a la Acrópolis,
no estaba aquí en mi tiempo.
El Templo de Zeus de Pisistrato no lo terminaron nunca...
Y esa construcción peculiar sobre el monte Licabeto,
¢¯que es eso?
Escuche que esa es la habitación del nuevo dios
y que su teoría esta basada en mis ideas,
en las ideas del maestro, es decir,
que yo elabore.
¿Como es posible que en esa pobrísima construcción sin estilo
habite un dios griego?
También me dicen que los partidarios de la nueva religión
son responsables de la destrucción de nuestros templos y altares.
¿Y este epígrafe,
erigido en el Areopago, que es?
Aquí tuvo lugar el primer proceso entre dioses
y se estableció la tradición del juicio.
¿Que es lo que dice aquí?
¿Quienes son estos cristianos y estos hebreos
y este Pablo?
Se parece un poco a lo que yo dije
pero son meras variaciones,
estas no son teorías mías.
Yo enseñé el derecho y la virtud,
hable de la ciudad ideal y la justicia,
de la relación del alma, el estado y el mundo.
Enseñé sobre ideas, arquetipos y fenómenos,
sobre dialéctica y matemática
y sobre la altísima idea del bien
que esta en el centro, arriba
iluminando al hombre como el sol al mundo.
Todas ideas del maestro, por supuesto.
Sin duda alguna se trata de un malentendido.
El maestro hablo de una deidad del bien,
sin castigos, masacres de gente inocente
y terror, venganzas y parcialidades.
Estas son cosas de salvajes, no de dioses.
¿Que tiene que ver lo que dice el epígrafe amurallado
con mi teoría sobre el alma?
¿Como se levantaran los cadáveres
después de hacerse hechos tierra?
¿Que cosas paradójicas son estas?
¿Y que pasa con los marinos ahogados,
comidos por los pescados y estos, después, comidos por los hombres?
Se trata de paradojas bárbaras
en apariencia socráticas,
para que parezcan legales a los griegos, supongo.
¿O es que Grecia se ha barbarizado
y no esta habitada mas por griegos?
Una hipótesis muy interesante.
La discutiré con el Maestro
y los otros
en los campos Eliseos.
Es inquietante.
Safo
A ti que no amaste sino solo a mujeres
te amaría como la mas femenina y apasionada amante,
por los hedónicos y sutiles encajes de tu poesía,
por las pálidas lunas
y los cuerpos etéreos de tus versos
cuando yazgan perfumados para ser amados.
Si, a ti, Safo, décima musa, a ti
sacerdotisa augusta de lo simple y del amor,
cuando las noches se derrumban en cataratas de astros,
a ti, ardiente relámpago de huracán
en patios inundados por aromas de jazmines y gardenias
te amaría.
Incontables veces trate de imaginarme como era tu rostro,
pero siempre termino con un semblante distinto,
como si tu fueras la mujer para todas las mujeres.
Oh, ilumíname con tu presencia en un sueno,
cuando tu risa deslumbra la noche,
cuando tu genio relampaguea verbos y adjetivos de amor
hacia lo verdadero y lo dórico de tu poesía, Safo
inmortal mitilenea,
femenino misterio de los siglos,
con los perfumados versos
y la música de tu lira apolínea.
Quios, abril de 1821
Nada me impresionó mas (en esta masacre)
que el cadáver de una mujer, a cuyo pecho
se apretaba y lloraba un niño.
De las Memorias del Coronel Vutier
Solo silencio y recogimiento.
Ninguna palabra expresa
el martirio de la hermosa isla de Quios,
ni la extensión y la profundidad de su tragedia.
Ninguna palabra. Silencio.
Dejen que se lamenten los árboles
en la boca del viento, solos.
Dejen que lloren los yermos perros
buscando a sus dueños muertos.
Dejen que giman los sobrevivientes
de esta inmensa masacre.
El único crimen de los asesinados fue
que quisieron vivir libres.
En el mes de abril de 1822, de los 100.000 habitantes griegos de esta isla del Mar Egeo, solo unos 15.000 sobrevivieron la masacre de los turcos otomanos, al rebelarse pidiendo su libertad.
Rigas Kappatos (Cefalonia, 1934) poeta, cuentista, traductor y marino de los varios mares del mundo, hizo estudios de literatura y lenguas extranjeras y es uno de los mas notables traductores de los poetas españoles y latinoamericanos al griego. Algunos de sus libros publicados en español son Los poemas de Athinulis, con la colaboración de Carlos Montemayor y una Antología de la poesía griega del siglo XX. Los poemas que publicamos han sido traducidos con la colaboración de Pedro Lastra.
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