Poesía de la Resistencia en la Palestina Ocupada
Joseph B. Abboud

Hasta 1948 la literatura Palestina fue parte del movimiento literario árabe que floreció durante la primera mitad del Siglo XX, el cual había sido influenciado por escritores egipcios, sirios y libaneses, quienes lideraron el movimiento literario de esa época.
Sin embargo, el nacimiento de un nuevo movimiento literario dentro del cual la poesía era su principal elemento, hizo evidente un inusitado progreso en calidad y técnica.
El corto periodo de silencio literario posterior a la Guerra Árabe-Israelita de 1948 fue inmediatamente seguido de un gran despertar y la poesía nacionalista surgió a borbotones reflejando el fervor de sus gentes. Ésta interactuó con movimientos árabes y modas extranjeras y gradualmente rompió los esquemas y las técnicas tradicionales; rechazó los antiguos destellos sentimentales y emergió con el sentimiento de una profunda tristeza, más a tono con la realidad dentro de la cual se encontraron viviendo los palestinos después de 1948.
Entre las razones de peso que retardaron el surgimiento y desarrollo de la poesía palestina de la Resistencia, durante las primeras décadas de la ocupación, se cuenta el aislamiento de los palestinos en general, en relación con los países árabes y sus estándares culturales, además de las imposiciones a las que fueron sometidos por el régimen sionista.
Pero, entonces qué hace de la poesía el género más popular en la literatura de la Resistencia? Esto se debe fundamentalmente a que la poesía, transmitida y recitada de boca en boca puede vivir sin ser publicada. La poesía es también el medio por el cual los miembros de una nación derrotada pueden expresarse. Y ello ha dominado muchas de sus manifestaciones en la vida cotidiana. Las bodas, los funerales, los atardeceres alrededor de una charla común y cualquiera otro tipo de reunión, han sido transformados por la influencia de esta poesía en temerarias manifestaciones, sin importar los escuadrones de fusilamiento.
Con el advenimiento de la década de los setentas, una extraordinaria nueva forma de literatura hizo su aparición. Quienes proponían esta nueva ola poética estaban llenos de coraje, de vitalidad, de optimismo; y estaban altamente motivados por el espíritu de la resistencia y el nacionalismo.
Para hacernos a una idea más clara acerca de la poesía de este período en la resistencia, conviene analizar algunos de sus poemas representativos. Sulafa Hijjawi ha presentado en su libro Poetry of Resistance in Occupied Palestine (Bagdad, 1998), una buena colección de poemas de los más sobresalientes poetas palestinos.
El libro abre con “Lo Imposible”, de Tawfiq Zayad. El título del poema expresa la creencia del poeta de que, no importa lo que hagan los sionistas, éstos no triunfarán en su intento por expulsar a los palestinos de su patria. Sus vidas comienzan y terminan en Palestina:

“Aquí estaremos
con una pared sobre el pecho,
enfrentados al hambre,
peleando con hilachas,
desafiando
cantando nuestras canciones
invadiendo las calles
con nuestra ira,
llenando nuestras covachas con orgullo,
enseñando la venganza a nuevas generaciones
Como miles de prodigios
vagamos errantes
en Jaffa, Lidda, Ramallah, en Galilea.”

El poema refleja también la humillación y el sufrimiento que los palestinos han tenido que sobrellevar bajo la ocupación sionista. En su propia patria, escuchen lo que dice Zayad, les es imposible encontrar trabajos distintos al de lavar platos o barrer cocinas:

“Aquí estaremos,
lavando platos en vuestros bares,
llenando las copas de los amos
limpiando sus cocinas sucias de hollín
para escamotear un bocado de sus colmillos azules
para alimentar los niños con hambre”

Para el poeta, esta no es una situación desesperada. La depresión y la frustración han hecho de ellos una raza “inconquistable”, prestos a morir por la liberación de su patria:

“Aquí estaremos con corazón de hielo
candente infierno en nervio y alma
sacamos agua de la roca para calmar la sed
y despistamos la hambruna con el polvo.
Pero no nos iremos.
Aquí derramaremos la queridísima sangre,
aquí tenemos un pasado, un futuro,
aquí somos los inconquistables,
así que golpea profundo, golpea profundo
sobre mis raíces”

Mahmoud Darwish es otro poeta que ha contribuido en gran manera a la poesía de la Resistencia. Durante los primeros años de la década de los setentas vivió en la Palestina ocupada; luego viajó al Líbano y Egipto, para regresar posteriormente a su patria.
Uno de los temas preponderantes de Darwish es la alienación emocional e intelectual como consecuencia de la pérdida de Palestina. En su poema “El amante de Palestina”, nos cuenta una historia amarga de separación y sufrimiento. Su amada, aquí, es Palestina y la separación entre ambos amantes está representada por la ocupación sionista de su pueblo:

“Tus ojos son una espina en el corazón,
lacerantes, pero aún así, adorables
los protejo de la tormenta
y lo penetro profundo en la noche y el dolor,
la herida alumbra miles de estrellas,
transforma mi presente en un futuro
más amado que mi propio ser
y mientras te miro a los ojos olvido
que alguna vez fuimos gemelos detrás del portal”

El contacto con la amada no toca a su fin a pesar que ha sido raptada por el enemigo. Por el contrario, espiritualmente ella sobrecoge su existencia ya que él comienza a imaginarla de formas y maneras diferentes:

“Te vi por última vez en el puerto,
querida viajera sin equipaje,
corrí hacia ti como un huérfano buscando
respuesta en la sabiduría ancestral.
¿Cómo es posible que la huerta pueda convertirse en puerto
y sin embargo mantenerse verde?
Te vi sobre los picos ariscos
pastora sin rebaño correteando
y entre las ruinas donde una vez
tú fuiste la rama verde.
Me sentí extraño sabiendo que la entrada
los portones, las ventanas y las piedras retumbaban.
Te vi de noche en los cafés lavando platos,
te vi en las chimeneas, en las calles,
en los potreros, en la sangre cayendo
a gotas desde el sol,
en la sal marina,
en cada grano de arena
y sin embargo eras tan hermosa como la tierra”

El poeta pronuncia de manera simple el nombre y la naturaleza de su amada. Describe su apariencia y su sentimiento en palabras:

“Tu nombre es palestino,
palestinos son también tus ojos, tu tatuaje,
palestinos tus pensamientos, tus ropajes,
tus pies, tus formas,
palestinas las palabras,
palestina la voz,
palestina vives,
palestina mueres”

En el poema “Informe de una bancarrota”, de Samih Al-Qassem, encontramos cómo la nación Palestina decide enfrentarse con el sionismo que ha violado la patria. Aquí las imágenes no representan tan sólo la posición de los oprimidos sino que nos muestran implícitamente los métodos usados por los sionistas para obligar a los palestinos a la sumisión:

“Ve y róbate el último pedazo de mi tierra,
abandona mi cuerpo joven en mazmorras,
saquea mi herencia,
quema mis libros,
alimenta tus perros con mis peces,
ve y esparce tu red de espanto
sobre los techos de mi aldea,
enemigo del hombre,
no habrá tregua
y habré de pelear hasta el fin,
así apagues tus fuegos en mis ojos,
así me llenes de angustia,
así falsifiques mis monedas,
o cortes de raiz la sonrisa de mis hijos,
así levantes mil paredes,
y clavetees mis ojos humillados,
enemigo del hombre,
no habrá tregua
y habré de pelear hasta el fin”

Otro poema importante es “A Cristo”, de Fadwa TouQan. Éste habla de Jerusalén (Al Quds) bajo la ocupación. De hecho Al Quds (Jerusalén) es otro símbolo de Palestina en su totalidad:

“Señor, padre del Universo
las fiestas de Jerusalén han sido crucificadas
este año. En tu día,
todas las campanas, Oh Señor están silentes!
Ellas han sonado durante dos mil años.
Pero ahora
están confundidas
las cúpulas sombrías
terribles noticias nos arrollan
Jerusalén se lamenta
en la cruz
Jerusalén se desangra
en las garras de la tortura”

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