El Doctor Pedro Alejo rodeado de libros
El Doctor Pedro Alejo es reelegido
Los poetas de la casa
El gran poeta de la Casa Silva
El Doctor Pedro Alejo rodeado de mas libros

Los dineros que recibe la llamada
Casa de Poesía Silva

Según un informe del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá, la llamada Casa de Poesía Silva ha recibido, entre los años 1998 y 2005 la bicoca de $ 3.870.096.355.oo., tres mil ochocientos setenta mil millones noventa y seis mil trescientos cincuenta y cinco pesos ¿Sabe usted cuantas escuelas y hospitales se habían podido construir con ese dinero en zonas de extrema pobreza? ¿Sabe usted a quien ha servido ese dinero? Los datos que ofrecemos sólo son de los últimos doce años, cuando “menos” dinero ha recibido la tal casa de poesía de parte del distrito capital. No hay datos, según informan, de los años que van desde 1986 hasta 1998, otros doce años. Y faltan los del Ministerio de Cultura y los que nunca sabremos, de la empresa privada, que en últimas es también dinero público.

Carta del poeta y traductor Nicolás Suescún al hijo de Pedro Gómez Valderrama

Dr. Pedro Alejo Gómez
Director Casa de Poesía Silva

Desde hace muchos años la Casa de Poesía Silva ha sido como un segundo hogar para mí, pero desde la muerte de su creadora, María Mercedes Carranza, se ha ido perdiendo su legado de respeto y amor por la poesía. Hoy desconozco la Casa: antes era llena de vida, hoy es el cascarón de una institución sin alma.

No quiero referirme sino a una —la última— de sus decisiones y actitudes que han sido la causa de esta triste decadencia. El viernes pasado lo llamé para sugerirle que hiciera un recital de Mauricio Contreras, ganador del Premio de Poesía Ciudad de Bogotá 2005, del Instituto Distrital de Cultura y Turismo. Aduciendo la ridícula razón de que el poeta Contreras en una ocasión lo había empujado y no le había pedido perdón, me dijo usted que jamás haría un recital suyo y que “se limpiaba el c… con el premio”.

No es solo el irrespeto conmigo sino ante todo con la poesía misma, lo que me lleva a no hacer más trabajos ni participar en ninguna actividad de la Casa, hasta tanto ésta no esté en manos de un poeta o de una persona que respete la poesía y la memoria de María Mercedes.

La Casa de Poesía Silva debe reconocer las distinciones concedidas a nuestros poetas, y más si ésta es una del Instituto Distrital de Cultura y Turismo, del que en parte depende una institución cuyas actividades de promoción de la poesía no pueden depender del caprichoso arbitrio de una persona ajena a ella.

Atentamente,

Nicolás Suescún

El hijo de Pedro Gómez Valderrama

María Mercedes Carranza, que se suicidara, entre otras causas, por el “desamparo” que le estaba deparando la administración de Antanas Mockus, creó la llamada Casa de Poesía Silva, o El Recitadero, como la catalogó el finado Jorge Child, con los auspicios de la Corporación La Candelaria, que mangoneaba otra difunta, asesinada por su propio hijo, Genoveva de Samper, y las bendiciones presidenciales de Belisario Betancur, que tuvo entre otros méritos haber presidido la toma y quema del Palacio de Justicia, el terremoto de Popayán, la catástrofe de Armero y el accidente del avión de Avianca en Madrid, donde murieron Marta Traba y otros cientos de personajes y gentes del común.

A su muerte se creyó que Belisario Betancur influiría en el nombramiento de Melibea Carranza Garavito, hija de la difunta directora, pero no fue así. Resultó que el ex presidente perdió el pulso de la mano de otro ex presidente, Ernesto Samper, el jefe burocrático de su embajador en Holanda, el doctor Pedro Alejo Gómez Vila, hijo del ex ministro de gobierno y educación de Guillermo León Valencia, el novelista y admirador de Borges, eximio miembro de la Generación Mito, durante cuya administración se fundaron las FARC, luego de los bombardeos a Marquetalia, Guayabero y Río Chiquito.

El hijo de Pedro Gómez Valderrama ha escrito muy poco, y siempre que escribe algo lo hace recordando a su papá, un liberal que recorrió toda clase de oficinas con sus innumerables cargos burocráticos, guiado por la poderosa mano del Doctor Carlos Lleras Restrepo, su jefe natural. El doctor Pedro Alejo parece que detesta la poesía pero gana la despreciable suma de Ocho Millones de Pesos Colombianos en su cargo de la Casa Silva, una institución sin ánimo de lucro, presidida por la esposa del Doctor Ernesto Samper, el mismo que recibió, sin saberlo, unos siete millones de dólares americanos para su campaña presidencial, de las manos del canciller de los hermanos Rodríguez Orejuela, el “loco” Giraldo, quien lo cuenta con pelos y señales en su reciente libro póstumo, Mi verdad.

El papá del Doctor Pedro Alejo es autor también de una novela reaccionaria, La otra raya del tigre, sobre las aventuras y crímenes de un alemán, uno de los mas alevosos terratenientes que haya conocido Colombia, Geo von Lengerke, propietario de mas de once mil hectáreas en el departamento de Santander. El papá del Doctor Pedro Alejo considera que el fracaso de Lengerke, al no poder llevar a buen término sus empresas de explotación de los naturales y los mestizos en sus plantaciones de quina, es “nuestro fracaso”.

Harold Alvarado Tenorio