Rogerio Tenorio |
No he podido evadirme del pasado No he podido evadirme del pasado Y esta muy triste historia ha terminado. Todo tiene su tiempo bajo el cielo Y aprende la lección del peregrino En mi niñez repica una campana En mi niñez repica una campana Mi barrio Santa Bárbara ostentaba Dos leones de arcilla daban paso He vuelto, no se sabe a dónde fueron La campana y su blanco campanario Por mi tierra nativa cruzó un río Por mi tierra nativa cruzó un río En la llanura zigzagueaba el curso Bajo el puente cruzaba nuestro río Rumbo al Cauca entre sauces y guaduales Por mi tierra nativa cruzó un río. Ella está aquí, en la sala de espera Ella está aquí, en la sala de espera. De pie, con la esbeltez de una palmera, La fila de abordar se mueve aprisa. Cada quien se pregunta en su cabeza: Rogerio Tenorio (Buga, 1921), quedó huérfano de padre cuando tenía siete años. Autodidacta, hizo hasta tercer grado de primaria, aprendió por correo contabilidad y durante su juventud trabajó como labriego en las cordilleras cercanas a su pueblo. Desde muy joven se dedicó al periodismo en la Radio Guadalajara y creó la oficina de la Compañía Suramericana de Seguros, destacándose durante más de una década como uno de sus corredores estrellas. Durante la década de los años setenta ocupó en dos ocasiones la alcaldía de Buga y fue concejal y diputado ante la Asamblea Departamental del Valle. A los veinticinco años publicó su primer libro de poemas, Campanario del alba y en 1976 En la orilla del tiempo. En 2001, al cumplir ochenta años, fue dada a la imprenta una selección de sus crónicas bajo el rótulo de Crónicas de un joven de provincia. Fundador de una de las empresas avícolas más antiguas de Colombia, también se ha destacado como dirigente gremial de varias asociaciones nacionales del ramo. Permaneció secuestrado entre el 12 de Diciembre de 2003 y el 12 de Mayo de 2004 en una jaula de hierro de dos metros por dos adosada a una montaña en las cercanías de su pueblo, sin medicinas, escasa alimentación, ninguna posibilidad de hacer ejercicios corporales, en absoluto aislamiento. Los poemas que publicamos fueron escritos durante su cautiverio y conservados en su memoria hasta cuando pudo trascribirlos. |