Alberto da Costa e Silva

Soneto para Vera

Estabas siempre aquí, en el paisaje.
Y en él sigues, en medio de este asombro
del tiempo que tan sólo es lo que fuimos,
un cielo quieto sobre el mar del día.

Súbitamente en despedida vives,
calma de sueños, simple visitante
de aquello que te cerca y lo que queda
inmóvil en lo que es breve, poco y humano.

Las regatas al sol, de la penumbra
donde abría ventanas. Y desde entonces
voy al campo de trébol, a tu espera.

Lo que pasa persiste en lo que tengo:
la ropa en el tendal, muro, palomas,
todo es eterno cuando lo miramos.

5 de Setiembre

Cuando nos crearon,
las manos del dios ya estaban
cansadas.

Por eso,
somos frágiles y mortales. Y amamos,
para rescatar lo que en el dios
fué sueño.

Imitación de Botticelli

Como la luz en una caja de naranjas,
o la lluvia sobre la mesa de verduras en el mercado,
desciende la mañana en este jardín, descalza,

y las flores que trae, en la involuntaria belleza,
parecen, contra su cuerpo de verano inflado,
musgo, limo, herrumbre, las heridas que los pájaros

abren en la corteza lisa y perfecta de un fruto.

El niño a caballo

La mano de mi padre en el papel dibuja
de un solo trazo, casi, el niño a caballo.

Sale de su mano mi mano a hacerle señas,
y va sobre el papel el niño en el caballo.

Lloro sobre el regazo del triste, ciego y huérfano
a todo lo que estaba atado a la vida, vivo,

mas sin sueño y sin carne, a hablarme sin nexo
sobre un cielo y un sol de que fué desterrado,

mas que ponía alrededor del niño a caballo.

El rostro largo y sólo, surcado de arrugas,
la mirada a rever lo perpetuo que tenía

y que nunca me ha dicho, en su pensar cortado
del día en que vivía ( en convivencia rara

con la silla de brazos, el pijama, sus pájaros,
la ceniza y la rutina de estar muerto y despierto),

en el papel unía la mano al dibujar
a la mano que hacía señas al niño a caballo,

en este adiós en que estoy, desde entonces,
a su lado,
el niño que vuelve, a llorar, a caballo.


Alberto da Costa e Silva (São Paulo, 1931) es hijo del famoso poeta del simbolismo Da Costa e Silva. Hizo estudios en Fortaleza y Rio de Janeiro, pero desde muy joven se desempeñó como diplomático con diversos destinos como Portugal, Venezuela, Italia, Nigéria, Benin y Colombia. Aparte de los libros de poemas enumerados en el artículo hay que mencionar sus notables estudios A enxada e a lança: a África antes dos Portugueses (1992), O vício da África e outros vícios (1989) y Guimarães Rosa, poeta (1992). Da Costa e Silva es actualmente el presidente de la Academia de la Lengua de Brasil. El texto que publicamos fue traducido por Consuelo Bernal.

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