Alejandro Padrón |
Escolios Verborrea No me refiero al verbo robar en su conjugación gramatical. Hablo sobre todo de su modo de empleo en la sintaxis cotidiana de quienes lo ejercen. Formas diversas A uno de los pobres del barrio lo mató una bala perdida. Gastronómica Con un grotesco pan de jamón de palabrotas, utilizando salsa falsaria, mayonesa calumniosa o mostaza abusiva, se inventa un emparedado para aplacar el hambre de los embelesados. Hay quienes ya están hartos de la misma merienda, otros fruncen el ceño y los demás resisten en silencio. En la perorata dominical hay cada vez menos comensales y algunos muertos de hambre,… y de miedo, quizás. Que se lo digo yo que pertenezco al Consejo de Ministros. Nuestro turno No es ni siquiera una crítica, se trata de una simple observación: los conocí como transeúntes modestos antes de su viaje al futuro. Ahora son androides con cuentas de dígitos inextricables. Se han vuelto viajeros de week-end en naves particulares hacia ciudades fantásticas. Están en su legítimo derecho, -dicen algunos: ¡cómo iban a morirse sin vivir el placer y la lujuria de sus adversarios pretéritos! Equilibrio Para el señor dueño y amo del poder, el odio es un potencial elemento autorregulador del ecosistema de los pueblos. Alejandro Padrón (Cumaná, 1944) ha publicado los libros de relatos Un cierto regreso (2004) y Zona de sombra (2005). Escribe habitualmente para El Papel Literario de El Nacional y fue embajador de su país en Libia. Vive en Mérida, donde trabaja en la Universidad de Los Andes. |