Balkan Express
¡Los mundos que regresan! Como ellos
los afilados engranajes giran hacia
la no materia, semejando los minutos que caen
hasta morir fuera de mi.
D. Tandorf
Ahora, muy lejos de ti,
en un transoceánico sobre tus campos de trigo,
convertidos los postes del telégrafo en negros mástiles,
lejos, a la vez, como un velamen victorioso
ya no estarás aquí cuando yo llegue.
Es la agonía, la sed, voces de luto que provienen de lo más profundo de todos los sueños.
Un susurro me inspira.
Ayer cayó aquí un Ángel.
Ahora todos escriben diarios, múltiples historias.
Un cisne y la metralla se abrazan en la puerta.
El hombre y la máquina tienen el rostro color ceniza
y vacías las cavernas de sus ojos.
Lejos y muy lejos
y a la vez próximos a ti como el gorrión que golpea los cristales de la ventana. Empiezan a aullar dentro de mi propio ser los grandes y negros cilindros.
¿Dónde estás?
Está aquí la más espantosa y sombría de las tinieblas.
No te quiero atemorizar con esta historia.
No esperes mi llegada.
El tiempo del camaleón
Deja el pico tras la nieve cósmica que cae.
Un remezón violento y perceptible
puede ser la causa de un mundo que nace.
Justamente, horripilante,
vuela a través de las ventanas
y no encontrará jamás el camino de regreso
dentro del frío resplandor de los huesos.
El azul de la serpiente pálido inusitado
El azul camino de la serpiente pone una capa pálida, inusitada, y se escabulle bien lejos.
El habla de todo, en general más allá de las paredes
porque es cálida su lengua, ambas en griego y húngaro.
Comprende qué es lo que ha sido,
el benévolo sonido de las glándulas,
se sorprende de la belleza virtual,
empieza a resbalar hacia abajo,
no como una serpiente pero si como un actor que se pone una capa oscura y huye muy lejos.
Pero en la funesta ebullición por encima de las escaleras
fue caluroso el hálito púrpura de la páprika húngara,
hebreos y griegos conocen muy bien el mundo de la libertad
y que vacío el sentido de los nombres heredados del imperio.
Pero el día fue cálido y lleno de poesía
y pálido el inusitado camino azul de la serpiente.
Entonces su alarido lo arrastra a las profundidades del abismo diferente a la serpiente alada o al reloj del abuelo
que desea solamente la caída, volar y ser libre,
como si se colocara los plumones de un pájaro negro
sorprendido por la belleza de lo insondable,
encontrándose a si mismo entre la golpiza de los huevos pálidos y los riscos de los arrecifes,
batiendo su propia cola.
Para Kavafis
Katalin Ladik (Novi Sad, 1942) recibió una educación bilingüe en serbio y húngaro. Poeta, dramaturga, actriz, su poesía experimental, surrealista y fonética ha aparecido en mas de una decena de libros. Vive en Budapest. Uno de sus más recientes libros es El vuelo de Ikaro (2004). Traducciones de Paul Disnard, miembro del Instituto Iberoamericano de Belgrado. <<< Volver |