Auschwitz, aún
Se no se debe decir
se debe
no se puede decir
se debe
lo que no se puede decir
se debe
aun yo
aúllo
au au au
aus ausch ausz
aux aux aux
aún no
no
nononó
no que
noquenó
noquenó
austchwitzaún
aun(que) auschwitz
Aquel Allende
Como un endecasílabo curioso
avanzará la tarde a manos llenas
y se abrirán las grandes alamedas
en nuestro desolado corazón
Estallarán en luces los opuestos
y no se negarán contradicciones
habrá ricos de amor cuando lo quieran
y se abrirán las grandes alamedas
Al fin restañará su aura el obrero
soldándonos de a uno uno a uno
y no toda la luz será de sombra
Y se abrirán las grandes alamedas
hacia lo que nos queda por hacer
hacia lo que nos queda por vivir
Como Rimbaud en Harrad
¿Sin que la poesía me abandone
también yo he frecuentado reyezuelos
en ácidas comunas suburbanas
por óbolos pequeños, subsistencias,
en los alrededores del poder?
¿Salvando las distancias, lenguaraz
de caciques menores, jefes siervos,
sustentando retoños vigorosos
con migajas de estruendo, alegorías,
para que la poesía me abandone?
Dones para donar
Te doy lo que me dieron:
aquel sagrado olor
a la tierra mojada,
y esa voz que es el viento
entre las ramas altas.
Devuelvo lo que tuve:
los árboles hermanos,
las flores que modula
la niebla, el grillo, el pájaro
cantando en la garúa.
Ni herencia, ni legado.
Sólo pasión y tiempo.
La intensa vida, el aire,
la mañana radiante
y cielos en los ojos.
No nos llevamos nada.
¿Es que lo merecimos?
La llama del instante,
colores en el sol,
el crepúsculo juntos.
El fuego de la hoguera
donde vamos ardiendo.
¿Y veo lo que me ve?
En el momento justo,
el liso resplandor
del neto mediodía
sobre una mesa blanca
y frutas entonadas
como parientes próximos:
la luz, la gama, el iris,
limones con bananas
y la manzana verde.
En la lluvia cabemos,
instantáneos, de pronto,
íntimos y gregarios,
cercanos y distantes.
La lluvia es nuestro templo.
La canción evidente,
la palabra encarnada,
lo que llegó de afuera
porque sonaba dentro.
¿O es que no somos, lengua?
Y el fuego de la especie,
horizonte y pasado.
Rodolfo Alonso (Buenos Aires, 1934) poeta, traductor, ensayista y editor, hizo parte del comité de redacción de la revista Poesía de Buenos Aires. Traductor de Fernando Pessoa, Manuel Bandeira, Giuseppe Ungaretti y muchos otros poetas de diversas lenguas, recibió, junto a Juan Gelman, el Premio Nacional de Poesía. Su libro mas reciente es A favor del viento, una antología de su obra publicada en Buenos Aires este año, cuando ha recibido, además, el Premio Konex. <<< Volver |