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Dedos de dátiles
El punto de partida de la novela Dedos de dátiles (Madrid, 2008), de Muhsin Al-Ramli, es rocambolesco: un joven iraquí, huido de su país por motivos políticos, criado en la tradición islámica, aunque en conflicto con algunos aspectos de la misma, se encuentra a su padre, también huido de Irak antes que él, en Madrid, dirigiendo una discoteca de moda. ¿Qué hace allí? Esa es una de las tramas de la novela, quizá la que con más fuerza manifiesta la lucha entre modernidad y tradición.
Selim, el protagonista de la novela, vive una anodina vida de inmigrante en Madrid, como conductor de una furgoneta que reparte prensa gratuita. Su vida le lleva del trabajo a casa y de casa al trabajo sin que nada parezca querer cambiar. Pero el encuentro con su padre, ahora con el pelo largo, teñido de colores, bebiendo alcohol y gran amigo de las costumbres occidentales, le cambiará radicalmente la vida.
Los recuerdos de la infancia y la adolescencia nos llevarán a una aldea dirigida con mano de hierro por un abuelo anclado en una de las tradiciones islámicas, aunque no precisamente de las más autoritarias, sí con un marcado carácter conservador. Selim recordará los olores y los sabores de la infancia, las relaciones personales y sociales de los habitantes de la aldea, cercana a Tikrit, que vive en constante oposición al dictador Sadam Husein (quien, por otro lado, también nació en una aldea cercana a Tikrit).
Es interesante destacar de la novela la manera de vivir el amor, la sexualidad, la sensualidad por parte de personas de tradición musulmana (a la manera en la que también nosotros, lo queramos o no, somos de tradición católica), la manera que tiene Selim de mirar el cuerpo de las mujeres y su forma de respetar a estas, de sentirlas como iguales y diferentes.
Bellas, muy bellas son las imágenes que recrea para nosotros Muhsin Al-Ramli en torno a Alía, la muchacha de los ojos pequeños, primer amor del protagonista. Historia de amor de la que toma nombre la novela, y en la que veremos una nueva lucha entre tradición y modernidad, entre diferentes usos amorosos y cómo los habitantes de la aldea de Selim se enfrentan a ellos.
Pero, sin duda, la clave del paso de la tradición a la modernidad, y de qué cosas de aquella merecen permanecer en esta, es la figura del padre de Selim, fiel seguidor de su propio padre, y de la tradición, pero en contacto permanente con la modernidad occidental por trabajar con ejecutivos alemanes en el negocio de la extracción de petróleo. Su permanente dualidad nos será de gran ayuda para tratar de comprender un poco más los pasos que han dado aquellos países de tradición musulmana, como Irak, que encararon a mediados del pasado siglo, sin complejos, un proceso de modernización cultural y social.
Aunque, en medio de la modernidad, el padre de Selim tiene grabada en el corazón una venganza que deberá llevar a cabo al jurar sobre el Corán ante su padre el cumplimiento de la misma. Venganza que parte de un acontecimiento casi banal, pero que refuerza la presencia de la tradición en la actualidad de este personaje.
Muhsin Al-Ramli nació en Irak en 1967. Ha escrito relato, novela, teatro y poesía, y se dedica igualmente al periodismo. Es licenciado en Filología Española por la Universidad de Bagdad, e hizo su doctorado en la Universidad Autónoma de Madrid. Se dedica a la traducción y difusión de poetas iraquíes actuales. Como muestra podemos ver su selección de poemas aparecida no hace mucho en la revista colombiana de poesía Arquitrave. Actualmente imparte clases en Saint Louis University de Madrid.
Francisco Cenamor
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