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Jean Genet [París, 1910 - 1986] hijo de una prostituta que le entregó a los siete meses de nacido a la asistencia pública francesa, un carpintero de Morvan y su esposa le cuidarían hasta su adolescencia bajo el número 192.102, cobrando 21 francos mensuales. Alumno aventajado en la escuela durante su niñez, se fugó numerosas veces de casa y se dedicó a robar, pasando su adolescencia en varias prisiones juveniles de Mettray, Fresnes, Tourelles y Santé donde se prostituyó y comenzó a escribir sobre si mismo. A los 18, al enrolarse en el ejercito, abandonó las cárceles pero fue declarado culpable de actos impúdicos, iniciando sus andanzas como vagabundo, ladrón y chapero por toda Europa, experiencias que están cantadas o narradas en Le condamné a mort [1942], Journal du voleur [1949] o Notre Dame des Fleurs [1948]. Condenado en más de diez ocasiones, le esperaba una cadena perpetua que le fue indultada gracias a la intervención de personalidades como Jean Cocteau, Jean Paul Sartre o Pablo Picasso.
Su vida amorosa durante este intervalo estuvo estrechamente ligada a Abdallah, un funambulista que acabó con su vida en 1964. Tras este suceso, Genet también intentó suicidarse.
A finales de los años 60 acentuó su compromiso político, declarando que "la ideología del Mayo Francés es una mezcla de exaltación de la juventud y de rechazo a la autoridad y a la jerarquía". Participó en manifestaciones para llamar la atención sobre las penosas condiciones de vida de los inmigrantes en Francia. Sus convicciones políticas le llevaron a apoyar los Panteras Negras. También en 1970 tuvo acceso a los campos de refugiados en los Territorios Palestinos, entrevistándose con Yasir Arafat. Profundamente influenciado por estas experiencias escribió su última, póstuma y larga novela Un Captif Amoureux [1986] En ella recoge textos elaborados durante su estancia en Jordania y Líbano al lado de los fedayín. También apoyó el grupo de información para presidiarios con Angela Davis, George Jackson, Michel Foucault y Daniel Defert. Trabajo con Foucault y con Sartre en sus protestas contra la brutalidad policial contra los argelinos en París, brutalidad permanente desde la guerra de la independencia de Argelia, que provocaba la aparición de cuerpos apaleados y torturados flotando en el Sena.
En 1982 Jean Genet, que se encontraba en Beirut, fue uno de los primeros europeos en entrar en el campo de refugiados palestinos de Sabra y Chatila donde tan sólo horas antes los falangistas kataeb libaneses acababan de asesinar a cientos de sus habitantes. El resultado de esta visita fue Quatre heures à Chatila. En 1984 la Academia Francesa le concedió el Premio Nacional de Literatura.
Poco tiempo después Genet desarrolló un cáncer de garganta. Murió el 15 de abril de 1986, por un traumatismo craneal tras una caída. Está enterrado por voluntad propia en el cementerio español de Larache, al norte de Marruecos, cerca de un burdel y una cárcel.
Sus novelas, obras de teatro y poemas retratan de manera explícita y provocadora el crimen como las prácticas homosexuales y por ello fueron censuradas y prohibidas. Una literatura notablemente autobiográfica y mistificadora que hace de los delincuentes héroes que invierten los valores que acepta el mundo social. Sus ladrones aceden al absoluto mediante el ejercicio del mal haciendo de lo feo belleza. En sus novelas Genet narra el viaje por el inframundo del hampa parisina, o su vida en las prisiones y los reencuentros con amantes juveniles, los combates de Paris en los últimos años de la ocupación nazi y sus amores con los miembros de la resistencia haciendo alardes de estilo con demoledores provocaciones a la moral, como en Querelle de Brest [1947] donde narra la redención de un asesino a través de su envilecimiento. Pero quizás la más bella de sus novelas sea Journal du voleur donde recuerda sus andanzas como trotamundos, carteristas y puto en los años treintas en el Barrio Chino de Barcelona, en los años inmediatamente anteriores a la Guerra Civil.
Según Genet, su poema Le condamné a mort fue escrito en memoria de Maurice Pilorge guillotinado en 1939 luego de haber pasado más de veinte años en diversas prisiones por robos en villas de la costa azul francesa. Pilorge asesinó a su amante para robarle mil francos. En cuanto a mí, que le conocí y amé,-escribió Genet- quiero aquí, lo más suavemente posible, con ternura, afirmar que fuedigno, por el doble y único esplendor de su alma y su cuerpo, de tenerla suerte de una muerte pareja. Cada mañana cuando pasaba de mi celda a la suya para llevarle cigarrillos, gracias a la complicidad de uncarcelero, embrujado por su belleza, su juventud y su agonía de Apolo,ya levantado, canturreaba, saludándome así mientras sonreía: "Salud, Jeannot de la mañana".
HAT
El condenado a muerte
Y a la tarde desciende y canta sobre el puente
entre los marineros, destocados y humildes,
el "Ave María Stella". Cada marinero blande
su verga palpitante en la pícara mano.
Y para atravesarte, grumete del azar,
bajo el calzón se empalman los fuertes marineros.
Amor mío, amor mío, ¿podrás robar las llaves
que me abrirán el cielo donde tiemblan los mástiles?
Evoquemos, Amor, a cierto duro amante,
enorme como el mundo y de cuerpo sombrío.
Nos fundirá desnudos en sus oscuros antros,
entre sus muslos de oro, en su cálido vientre.
Un muchacho deslumbrante tallado en un arcángel
se excita al ver los ramos de clavel y jazmín
que llevarán temblando tus manos luminosas,
sobre su augusto flanco que tu abrazo estremece.
¡Oh tristeza en mi boca! ¡amargura inflamando
mi pobre corazón! ¡Mis fragantes amores,
ya os alejáis de mi! ¡Adiós, huevos amados!
sobre mi voz quebrada, ¡adiós minga insolente!
¡Mi bellísimo paje coronado de lilas!
inclínate en mi lecho, deja a mi pija dura
golpear tu mejilla. Tu amante el asesino
te relata su gesta entre mil explosiones.
Canta que un día tuvo tu cuerpo y tu semblante,
tu corazón que nunca herirán las espuelas
de un tosco caballero. ¡Poseer tus rodillas,
tus manos, tu garganta, tener tu edad, pequeño!
Robar, robar tu cielo salpicado de sangre,
lograr una obra maestra con muertos cosechados
por doquier en los prados, los asombrados muertos
de preparar su muerte, su cielo adolescente...
Las solemnes mañanas, el ron, el cigarrillo...
las sombras de tabaco, de prisión, de marinos
acuden a mi celda, y me tumba y me abraza
con grávida bragueta un espectro asesino.
La canción que atraviesa un mundo tenebroso
es el grito de un chulo traído por tu música,
el canto de un ahorcado tieso como una estaca,
la mágica llamada de un randa enamorado.
Del tan temido cielo de los crímenes
del amor viene este espectro. Niño de las honduras
nacerán de sus cuerpos extraños esplendores
y perfumado semen de su verga adorable.
Cada grito de sangre delega en un muchacho
para que inicie al niño en su primera prueba.
Sosiega tu temor y tu reciente angustia,
chupa mi duro miembro cuál si fuese un helado.
Mordisquea con ternura su roce en tu mejilla,
besa mi pija tiesa, entierra en tu garganta
el bulto de mi polla tragado de una vez,
¡Ahógate de amor, vomita y haz tu mueca!
Adora de rodillas como un tótem sagrado
mi tatuado torso, adora hasta las lágrimas
mi sexo que se rompe, te azota como un arma,
adora mi bastón que te va a penetrar.
¡Amor, ven a mi boca! ¡Amor, abre tus puertas!
recorre los pasillos, baja, rápido cruza,
vuela por la escalera más ágil que un pastor,
más supenso en el aire que un vuelo de hojas muertas.
Elévate en el aire de la luna, mi vida.
En mi boca derrama el consistente semen
que pasa de tus labios a mis dientes, mi Amor,
a fin de fecundar nuestras nupcias dichosas.
Junto tu hermoso cuerpo contra el mío que muere
por darle por el culo a la golfa más tierna.
Sopesando extasiado tus rotundas pelotas
mi pija de obsidiana te enfila el corazón.
[Fragmentos] |