Marusa Krese

De repente anocheció en Egipto

Hace calor.
Las tranquilas paredes,
los caminos polvorientos,
las sombras brillando.
El sol se pone.
Hace calor.
Todos los días.
Estamos a nuestra suerte.
Todos los días.
Estamos esperando.
Todos los días.
El punto muerto nos aterra.
Todos los días.
Nadie visita.
nadie llora
Nadie vive
Hace calor.
Todos los días.

[Tina Mahkota/Julia Melissa Rivas.]


Albania en 2008

La inquietud de miles de años,
y caballos salvajes.
Fluye un río de misterio y sangre.
Ahí, en el viento caliente,
una historia mancillada,
hambre y un misterio desconocido.
Rodeado por silencio y miedo.

[Tina Mahkota/Julia Melissa Rivas.]


Austria

No sé por qué no me entienden,
por qué se ríen de mí.
No sé por qué no me entienden,
por qué no hacen su vida
tan simple
como yo la he hecho.
No entiendo por qué no miran al mundo
de la manera en la que yo lo hago.
Ellos ven que no hay nada de qué preocuparse,
que la tierra todavía permanece,
que la vida es más que uno, dos, tres,
que la luna está sonriendo constantemente,
que las nubes están jugando con el viento,
que el río se regocija,
y que nuestras casas se han convertido en cuentos de hadas.
No sé por qué no me creen
cuando les digo que me siento de maravilla.

[Tina Mahkota/Julia Melissa Rivas.]


Gaza, 2005

Uno, dos, tres,
Estoy contando ropas,
contando cáscaras.
Uno, dos, tres.
Estoy contando niños muertos.
En mis ropas.

Uno, dos, tres.
Estoy contando días de dolor y llanto.
Uno, dos, tres.
Estoy contando corazones de piedra.
Uno, dos, tres.
Estoy contando los pecados de Alá.

Uno, dos, tres.
Estoy cosiendo cortinas
para cubrir la muerte.

Uno, dos, tres.
Estoy cosiendo,
para así no perderme
En un valle de desesperación.

[Tina Mahkota/Julia Melissa Rivas.]


Bosnia y Herzegovina

Dejamos la muerte y miles de mentiras.
Dejamos la ciudad llorando
madres, padres, soldados,
y el fin del mundo.
Dejamos la ciudad de los héroes.

Atrás dejamos esperanzas y sueños,
y todo a los dioses en cuyas manos estamos.

Cuando partíamos cruzamos el río
que fluye hacia el mar.

Todo el camino hacia el mar,
eran naranjos en flor.
Eso hacían, por lo menos ayer.

[Tina Mahkota/Julia Melissa Rivas.]


Venezuela, 2010

Estamos aquí junto al océano.
En la arena, al lado de las olas.
Nos tenemos sólo a nosotros mismos
y las estrellas en el cielo.
De noche.

Estamos aquí junto al océano
Escuchando la canción del viento.
Una canción
de la blasfemia en la tierra,
de los soldados en la orilla del mar,
de los esclavos en los botes,
de las nuevas banderas,
de niños hambrientos,
de madres
encadenadas en grilletes,
de padres muertos.

Estamos aquí solos
junto a las turbulentas olas,
en el sol, en los rastros del crimen,
y vemos el juego de este mundo.

[Tina Mahkota/Julia Melissa Rivas.]


Recostada en una mata de cacao en Venezuela

Es de mañana.
Hace calor.
Cada mañana.
Es de mañana.
Y permanezco aquí.
Cada mañana.
Permanezco entre árboles.
Es de mañana.
Huele a cacao.
Cada mañana.
Permanezco en este lado del mundo.
Es de mañana.
Cierro mis ojos.
Cada mañana.
Permanezco en mis propias huellas.
Es de mañana.
Cada mañana.
Permanezco en el dolor.
Permanezco en el misterio.
Siguiendo la pista del misterio y del dolor.
Permanezco.
Cada mañana.
Cada mañana.
Aquí, en el bosque permanezco.
Mañana.
Susurro.
Hablando a las almas.
Ellas con olor a cacao, a miedo, a musgo.
A anhelo.
A mar.
A despedida.
Ellas con olor a distancia.
Mañana.
El cielo está despertando.
Es de mañana.
Cada mañana.
Permanezco aquí.

[Tina Mahkota/Julia Melissa Rivas.]


Ataúdes en Bosnia y Herzegovina

Dejamos de contar.
Dejamos de contar las miradas desamparadas,
los llantos de desesperación,
los senderos hacia lo desconocido.
Dejamos de contar las coincidencias,
las memorias y las anotaciones en el libro del dolor.
Olvidamos los nombres descoloridos
y anotamos los números.
Los números de ataúdes, en nuestra vida.

[Tina Mahkota/Julia Melissa Rivas.]


Una mujer con un niño en Nicaragua

Cambio esta infernal calle por una casa en la colina.
Cambio la mirada de los hombres por unas papayas y un rio.
Cambio interminables colas por un segundo de vida,
por una comida de felicidad.
Cambio recuerdos por una puesta del sol.
Cambio un montón de tonterías por los colores del cielo.
Cambio este dolor por la risa de un niño y por mágicas palabras.
Cambio un alma cansada por un libro de plegarias.
Cambio el miedo y la realidad por las estrellas del cielo.

[Tina Mahkota/Julia Melissa Rivas.]


El autobús en Nicaragua

Nos enfrentamos a miles de mentiras y sangre.
Nos enfrentamos con las madres de los héroes,
con gente pisoteada y caminatas rumbo a los cementerios.
Nos enfrentamos a amenazas,
con la insufrible tortura de nuestro país
y los ruegos por la muerte.
Esperamos por nuevos papeles,
gozo y una vida con nueva narrativa.
Hemos estado esperando por el final.
No hay final.

[Tina Mahkota/Julia Melissa Rivas.]


Marusa Krese [Liubliana, 1947-2013] estudió Historia del Arte y Literaturas Comparadas y Psicoterapia en Eslovenia, Estados Unidos, Gran Bretaña y los Países Bajos. Entre 1990 y 2012 vivió en Berlín y Graz haciendo periodismo y reportajes para la prensa alemana y austriaca. Su obra Der Wind geht gen Mittag und kommt herum zur Mitternacht “El viento sopla al mediodía y gira a la medianoche” fue elegida en 1993 como la mejor pieza radial del año. Vivía en Alemania cuando estalló la guerra fratricida en la antigua Yugoslavia, entonces organizó varias iniciativas para lograr la paz, que le valieron la Cruz Federal del Mérito en Alemania y en 2002 fue incluida entre las cien mujeres mas influyentes de Europa. Hija de partisanos, su padre fue Franc Krese Coban, héroe nacional y su madre Ljudmila Saje fue un icono del hipismo y una actriz reconocida por su participación en las protestas estudiantiles eslovenas de 1968. Estuvo casada con el poeta Tomaz Salamun, con quien tuvo dos hijos. Por su departamento de Berlín pasaron muchas mujeres sobrevivientes de Srebrenica y otros refugiados bosnios. Escribió su obra literaria en su lengua materna, una de las causas para que su poesía siga siendo desconocida en Eslovenia.