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La literatura
china es una de las más grandes herencias de la humanidad,
con una historia ininterrumpida de mas de tres mil años,
que tiene su origen en el siglo XIV antes de nuestra era. Cientos
de años a través de los cuales los chinos crearon
dos de sus estilos literarios mas conocidos, el que usan los eruditos
y burócratas y el otro, el popular, el que se ha trasmitido
oralmente de generación en generación.
El primero
ha creado la poesía china, una lírica de suaves
maneras, que sugiere mas que retrata, algunos de cuyos mayores
exponentes, entre miles de inmensos poetas, son Wang Wei (699-761),
Li Bai (701-762), Du Fu (712-770) Han Yu (768-824), Bo Yuyi (772-846),
Su Dongpo (1037-1101) y Lu Yu (1125-1210), de las dinastías
Tang y Song.
El otro,
el estilo vernáculo, popular y doméstico, el de
los cuenteros y teatreros callejeros, tuvo su auge durante la
dinastía Yuan, cuando los mongoles Gengis y Kublai fueron
los grandes Kanes de los siglos trece y catorce de nuestra era,
pero su mayor expresión se encuentra en los miles de relatos
recopilados durante la dinastía Ming (1368-1644), cuando
gracias un antiguo budista convertido en emperador, Zhu Yuanzhang,
se salvaron del olvido 22.877 títulos, entre ellos El romance
de los tres reinos (Sanguozhi Yanyi) y Al filo del agua o Todos
los hombres son hermanos (Shuihuzhuan), de Luo Guanzhong, típicamente
verbales en su multitud de historias de reyes, pícaros
y bandidos. Mono o La peregrinación al oeste (Hsi-yu chi),
de Wu Chengen, goza de mucho prestigio todavía hoy por
sus alegorías y hechos sobrenaturales durante el viaje
de un peregrino budista a la India, y las dos mas prestigiosas
novelas chinas de todos los tiempos, Loto Dorado (Chin p'ing mei),
un relato de las costumbres eróticas durante el siglo XVII,
que narra las vicisitudes de un honorable vago con su amante,
plena de asesinatos y posturas amatorias, y El sueño de
las mansiones rojas (Ts'ao Hsüeh-ch'in) de Ts'ao Chan, una
novela de la dinastía Manchú, que describe al detalle
y con incomparables caracterizaciones de sus personajes, la ruina
de la poderosa familia Chia y el enfermizo amor entre Pao-yü
y su primo Lin Tai-yü.
Llegado el
siglo XX, con el derrocamiento de la dinastía Manchú
y la creación de la República en 1912, los escritores
decidieron apartarse de los modelos ya clásicos y muchos
de ellos, como el poeta Hu Shi (1891-1962) y el narrador Lu Xun
(1881-1936), fomentaron la escritura en el vernáculo baihua,
ayudados por la influencia de la ciencia, la tecnología
y la abolición de los exámenes obligatorios para
los puestos oficiales. Entre los mas notables escritores del siglo
están los también novelistas Guo Moruo (1892-1978),
Ba Jin (1904), Mao Dun (1896-1981), Lao She (1899-1986), Shen
Congwen (1902-1988), las escritoras Ding Ling (1904-1986), Xiao
Hong (1911-1942) y Chang Hielen (1920-1995) y los poetas Xu Simo
(1896-1931) y Wen Yiduo (1898-1946), que crearon nuevas formas
usando modelos occidentales, dando nuevas melodías y color
a sus divulgados versos. El mas popular de los narradores de entreguerras
fue Ba Jin (1904), un anarquista y prolífico escritor,
bien conocido por su autobiográfica La Familia (Chia, 1931)
donde traza las vidas y las diversas fortunas de tres de los hijos
de una rica y poderosa familia. Es un retrato de la opresiva sociedad
patriarcal, así como una suerte de aviso a la juventud
acerca de la urgente y necesaria revolución social.
Si la novela,
en los años de entreguerras mundiales, tomó ese
rumbo social y politizado y mas y mas estudiantes regresaron de
ultramar para poner su escritura y sus vidas al servicio del cambio
y la resistencia contra el feudalismo y el imperialismo, los poetas
se hicieron militantes como sucedió con Ai Ping (1910-1996),
T'ien Chien y Tsang K'o-chia (1905-2004), pero también
tuvieron gran repercusión los hermosos sonetos de Feng
Zhi (1904-1992), las canciones suburbanas y pequinesas de Bian
Zhilin (1910) y los poemas simbolistas de Tai Wang-shu y Li Chin-fa.
Durante la
Guerra chino-japonesa (1937-1945) la gran mayoría de los
escritores se refugiaron en el interior del país, desde
donde lucharon con la pluma para liberar el país de las
garras del invasor. Esos fueron los años de la consagración
de Ding Ling, autora de El sol brilla sobre el río Sang-kan
(T'ai-yang chao tsai Sang-kan-ho shang, 1948) que explora la condición
sicológica y social de las mujeres, haciendo de ella una
de las figuras célebres de los días del Foro de
Ya´nan, para luego ser encarcelada, perseguida y por último
reivindicada antes de su muerte.
Al establecerse
la Republica Popular China, en Octubre de 1949, puede decirse
que la gran mayoría de los escritores mas prestigiosos
de entonces sintieron de nuevo un gran orgullo y tomaron partido
por el cambio, quedándose en el país para servir
al nuevo gobierno creado por Mao Zedong. Durante esos largos años
muchos escritores se guiaron por las consignas del político-poeta
quien sostuvo que las artes y las literaturas debían estar
al servicio del pueblo y no de los comerciantes, colaborando en
la alfabetización y cultura de las extensas e ignaras masas
de entonces. Mao invitó a escribir una literatura llamada
por él proletaria, escrita para los obreros, los campesinos
y los soldados y así fue como alcanzaron prestigio Zhao
Shuli* (1906-1970) autor de Las rimas de Li Yu-ts'ai (Li Yu-ts'ai
pan-hua, 1943) y Chou Li-po* con su novela El huracán (Pao-feng
tsou yü, 1949).
A mediados
de los años cincuenta Mao Zedong lanzó la consigna
“Dejemos que cien flores florezcan, dejemos que cien escuelas
compitan” ( baihua qifang, baihua zhengming ), que auguraba
una gran liberalización en las artes y la literatura, pero
fue interrumpida abruptamente por las severas críticas
que los sectores mas extremistas del partido comunista hicieron
a los nuevos artistas y escritores y que lentamente llevaría
a la Revolución Cultural (1966-76), diez de los años
mas crueles que han vivido en el siglo veinte los intelectuales
y los burócratas chinos. Solo con la muerte del Gran Timonel
y la puesta en prisión de La Banda de los Cuatro, los escritores
y artistas que lograron sobrevivir fueron rehabilitados, aunque
los avances en la democratización de la cultura siguen
siendo tan difíciles como los de la política y la
misma economía.
Durante los
años inmediatamente posteriores a la Revolución
Cultural apareció una tendencia narrativa fuertemente testimonial
que ahora se conoce como Literatura herida o shanghen wenxue,
algunos de cuyos numerosos exponentes son el novelista Wang Meng
(1934), o las narradoras Zhang Jie (1937) y Wang Anyi (1954) y
los poetas Bei Dao (1949), autor de una poesía obscura
y simbólica, junto a Duo Duo y Gu Cheng (1956-1993). Muchos
de estos escritores, que gozan de enorme prestigio en occidente,
como el premio Nóbel del 2000 Gao Xingjian (1940), tuvieron
que dejar su país luego de los incidentes y las represiones
violentas de la Plaza de Tiananmen, donde fueron asesinados cientos
de estudiantes, obreros y campesinos que pedían libertad
de pensamiento y acción al grupo que detenta ahora el poder:
los herederos de ese otro gran iluminado de la historia de la
gran nación: Deng Xiaoping (1904-1997), quien junto a Mao
Zedong (1893-1976) y Zhou Enlai (1898-1976) crearon la China del
siglo XXI.
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