Amílcar Osorio

Amílcar Osorio sentdo en un sofáAmílcar Osorio recostado en un contenedor en los muelles de San Francisco

Amílcar Osorio por Víctor Bustamante

Amílcar Osorio

Amílcar Osorio en plena juventud

Plegaria nuclear de un cocacolo

Señor que te tienes
que me tienes
que tienes la galaxia
que tienes el uranio.
Señor, yo no me tengo.
Señor que habitas el átomo más azul
el más extenso el más redondo
el bastante construido.
Estoy sentado en este bar
y bebo coca cola
para poder hablarte:
ya tengo mis blue-jeans
de azul como de rosa submarina
desteñidos como un lavadero
donde terneros asexuados lavan
monedas falsas de oro y condecoraciones.
Ya tengo mi correa del este o del oeste
mi correa con chapa de sol
a medio día a la orilla del río
prolongada como el camino lechoso
que pintaste con yeso
sobre las nalgas la espalda el muslo
o el pecho de la noche.
Ya tengo mis mocasines de sur o norte
desalmados inherentes
ya llevan 15 días finos
y ellos como una bomba de jabón
y estos largos como el estornudo
del fusil más ahumado.
No tengo un automóvil que brille mejor
que dos naranjas en el refrigerador
que ruede mejor que dos bolas de billar
sobre el cielo verde que habita cuatro patas
pero tengo mis huesos largos
forrados de músculo brillante
que hacen caminar
pero no tengo cómo poner el brazo
contra la espalda de una cocacola
pero no tengo cómo sentir
mientras voy por el camino
el caballo castaño que me rueda –cola-de caballo-.
yo no me soy
yo no me tengo
pero yo he oído que hieren las estrellas
con esquirlas de granadas radioactivas
y lloran sus pestañas y sus párpados
yo he visto que juegan con fósforos enormes
y encienden el tabaco estratosférico
el cigarrillo
la ionosfera
yo he visto que juegan un billar circunterrestre
y hacen carambola con vanadio
que ensaya un ritmo largo
- que aúlla un perro con antenas-
he sabido que los perros orinan
contra el eje de la tierra
que ladran radiaciones a millares
de nudos de cometas
yo no me tengo
yo no me soy.
Señor, yo te confieso que bailo rock and roll
que me baño desnudo y solo
que una vez he fumado marihuana.
Señor, sólo te pido cigarrillos extranjeros
que me conserves los blue-jeans desteñidos
los mocasines largos
la coca cola helada
que me dejes ir al cine porque no tengo automóvil
sólo te exijo: yo no soy ni pienso ser.
Tiéneme, señor, que habitas el átomo más azul
y más extenso
y más redondo.

Amílcar Osorio

Gonzalo Arango redactando el manifiesto nadaísta

Amílcar Osorio (Santa Rosa de Cabal, 1940-1985, hizo estudios en el seminario de Jericó, de donde salió para con Gonzalo Arango fundar el Nadaísmo, un tardío movimiento de vanguardia colombiano, al cual también perteneció Jaime Jaramillo Escobar. Según Eduardo Escobar, Osorio “eligió la poesía como forma del fracaso. Fue algo así como un secretario inútil de la nada en los principios del movimiento nadaísta, el lugarteniente adelantado de Gonzalo Arango. A quien ayudaba a retorcer sus manifiestos. Y de quien se consideraba cómplice abyecto. Tanta unión paró en ruptura. Y Amílcar, decepcionado de su idolatrado amigo, después de publicar algunos textos sofisticados y escandalosos se fue a Nueva York y más tarde se ubicó en San Francisco, en pleno auge del jipismo. Allá acabó de crecerse la melena y el bigote de tímido, vestido con los cuales regresaría al país en la década de los setenta. Después de publicar su único libro, Vana stanza, diván selecto (1984), murió ahogado, como temía que sucedería.” Con una novela inédita, Ejecución de la estatua, fue finalista en concurso de la editorial Seix Barral de España. Después de su muerte se publicó su libro de cuentos: El yacente de Mantegna (1987).