Ai Qing

Las ruinas de Jiaohe del reino de Cheshi

Se diría que una caravana cruza la urbe
que a la algarabía de los mortales
se suma el tintinear de los camellos,
que un bazar anima sus calles como antes
y las carretas circulan y los caballos parecen dragones.

Pero no.
El fastuoso palacio es más que una ruina,
mil años de alegrías y penas
de los que no queda huella.

Vosotros que aún vivís disfrutad de la vida
sin esperar que la Tierra algún día os recuerde.


Mendigos

En el norte los mendigos vagan
por las orillas del Río Amarillo,
deambulan por la vía férrea.
En el norte gritan sus miserias,
dicen que regresan del desastre,
de los campos de exterminio.
El hambre es atroz:
los viejos renuncian a la bondad,
los jóvenes aprenden el odio.
Los indigentes hunden en ti sus ojos.
Te observan mientras comes
o cuando escarbas en tus dientes.
En el norte esas manos extendidas
exigen compasión – una moneda de cobre,
incluso de aquellos soldados
que nada tienen.


Muralla

Una muralla es como un cuchillo
escinde en dos la ciudad
una mitad en el este
y otra en el oeste.

¿De qué altura?
¿Qué grosor tiene?
¿Qué longitud? . . .
Incluso si fuera más alta,
más gruesa y larga
no sería ni mucho menos
tan alta, tan gruesa ni larga
como la Gran Muralla de China.

Una muralla sólo es un vestigio
de historia que nadie recuerda.

Tres metros de altura es nada
cincuenta centímetros de ancho tampoco
cuarenta y cinco kilómetros de largo, una minucia;
incluso si fuera mil veces
más alta, más ancha y más larga,
¿podría bloquear
las nubes, el viento, la lluvia o el crepúsculo?
o
¿cómo podría obstruir
las corrientes del agua y el aire?
y
¿Cómo cubrir
millones de paisanos?
¿Quién es más libre que el viento?
¿Quién está más cubierto que el firmamento?
¿Quién espera ser más infinito que el tiempo?

Bonn, 22 de mayo de 1979


Sobre un promontorio de Chile
(A Pablo Neruda)

Que la diosa de los mares
guarde tu hogar

Enfrentando el vasto océano
mira los cielos
las manos sobre el pecho
ruega por un viaje feliz

1

Amas la mar, también yo
por siempre navegaremos los mares

Un día una nave se hundió
recogiste un salvavidas
como se recoge la esperanza
El viento y las olas te traen a la playa
Eres un soldado defendiendo litorales
custodiando arrecifes

El ancla echada
sueltas las guindalezas
recuerdas los caminos surcados
cada día que escudriñas el océano

2

La casa de Pablo
está en lo alto de un promontorio
Fuera de su ventana
la vasta inmensidad del Océano Pacífico

Extraña casa
enteramente construida de piedra
como la pequeña celda de encierro
de un guerrero
Entrando
a la casa del marino
moluscos esparcidos en el suelo
traídos quizás ayer por la marea

Una diosa esculpida en madera
consumida ya
como una criada devota
aguarda en la puerta de la sala

La galería es una cubierta
con el pasamanos de náuticas cuerdas
junto a la escala de cámara
y un timón de navío

Estas son tus posesiones:
la copia de un viejo velero
un gran globo del mundo
una gran ancla de hierro marrón
un gran compás chino ancestral
toda clase de pipas
y toda clase de aceros

Un bastón dado por un paisano italiano
se encuentra en la entrada
compañía de un genio
que ha recorrido el mundo

Una pareja de jóvenes amantes esculpida
en la amarillenta palidez del marfil
vestidos con traje de bayeta
con expresiones cohibidas y asombradas
como todas las historias de amor
viejas, pero a la vez nuevas

Una oxidada pistola
un barco de guerra anclado para siempre
por favor, llenen las copas con vino
y brindemos por la paz

3

La casa en la tierra
y la tierra en la casa

En la muralla cuelga
un blanco quepís y una negra visera
como si el patrón de la casa
acabase esta mañana de volver

Le pregunté a Pablo:
“¿Eres un marinero
o un almirante eres?”
Él dijo: “Un almirante
tal como tú
pero mi nave
está ya perdida
zozobrada.”

4

¿Eres el patrón de la nave?
¿O eres un tripulante?
¿Eres un almirante de flotilla?
¿O sólo un marinero corriente?
¿Regresas victorioso a tus lares?
¿O vienes derrotado y huido?
¿Retornas a reposar salvo?
¿O te estrellaste con peligro?
¿Has perdido la ruta?
¿O varaste en el mar?

No, nada de eso
el patrón de la casa es el amigo
de Lorca (de un tiro asesinado)
testigo de los dolores de España
diplomático retirado
no un almirante.

Día tras día, noche tras noche,
oteando la mar
escuchando suspirara a las olas
reír sardónicamente
provocar seductoramente

Pablo Neruda enfrenta diez mil acres de olas
con el lenguaje de las minas
declarando la guerra al viejo mundo

Sobre la puerta de la sala
cuelga el salvavidas
afuera la nave está en la playa
dices: “Si zozobra la nave
me arrojo al océano
para enderezarla”

Un cuadrado farol callejero
cuelga sobre la segunda puerta
cada noche así vives
en las calles

Las llamas rugen en la chimenea
esta noche el mar está ruidoso
alrededor del brillante fuego

De todos los rincones de la tierra
vienen docenas de compañeros
bebiendo vino y narrando
viejas historias de sus travesías

Venimos de muchos países
abrazamos muchas naciones
hablamos muchas lenguas
pero somos los mejores hermanos

Algunos se levantan
y con ayuda de una lupa
escudriñan en el mapa
lugares que nunca conocieron

5

Parece muy grande
nuestro mundo
en realidad, es muy pequeño

En este mundo
hay que vivir hasta saciarse

Si mañana el cielo está claro
tomaré el telescopio
y miraré al occidente:
en ese rincón del Pacífico
yace este promontorio
y mi hogar también

Ha llegado la noche
¡Cómo son de encantadoras
las noches al comienzo de la primavera!


6

Sobre la mesa de caoba
está el silbato del capitán
Si antes que rompa el alba retumba
treparíamos rápido al mástil
izaríamos las velas y comenzaría nuestro viaje
haciéndonos a la vela hacia la rada de otro siglo

[1956]


Respuesta del carbón

¿Dónde vives?
Vivo en diez mil años de montaña,
en diez mil años de roca rocosa
¿Y tu edad?
Mi edad es mayor que la de la montaña,
mayor que la roca de roca
¿Cuánto tiempo llevas callado?
Desde que los dinosaurios gobernaron la tierra,
desde que la tierra sintió su primer temblor
¿Has perecido en este profundo rencor y amargura?
¿Muerte? No, no, sigo vivo,
por favor, dame luz, dame luz.

(1937)

[Versiones de H. Rosenkranz y G. Lee]


Ai Qing [Jinjua, 1910-1996], hijo de un terrateniente, estudió pintura en París donde se aficionó por la literatura occidental. Encarcelado por sus actividades políticas, fue a Yan'an donde aceptó las enseñanzas literarias de Mao Zedong. Defensor de la libertad de expresión y del papel del escritor como crítico social, utilizó un lenguaje sencillo y un estilo libre en la creación de sus poemas de orientación social, pero en 1957 fue oficialmente censurado como derechista por criticar al régimen comunista. Permaneció en silencio durante 21 años y fue internado en campos de trabajo en Heilongjiang y Xinjiang. El hijo de Ai Qing, Ai Weiwei (1957), es un destacado artista y activista.