César Panza
Atroz
Es un objeto
en el tope del mueble
Que en el entorno desentonó
Sin brillo, color o contenido
Que muestre que ese es su puesto
No bebe, ni come deleites
Que fuesen de digno registro
Sin cuenco, filo o puntero
Que indique duro y violento
el uso del tiesto
Dudoso y
molesto
Sordo concepto
Negro en sustento
No es útil
No es bueno
Ni bello
Quiebre de dientes
Ojos perdidos
Todos renuentes le rinden un culto
Secreto
Miedoso
Ninguno puede tenerlo
Ninguno puede no oírlo
Bautismo
Decir que ya se fue
ausente el
padre que cuida y encausa
niega la fuerza
de su palabra:
Ser tierra fecunda
Semilla que muere.
Y agua.
Se ve más
bien
Su muerte en la de San Juan:
Tan grande el pariente que restaura
Para señalar y enderezar
A la vida que se ha de sembrar
Tras la
guerra
Que hace de la carne
La casa del desbalance:
Cruz de madera
La
séptima Palabra que alimenta.
Dos
formas mercantiles de la lástima
Del hombre que ha venido a pedir
por la salud de su madre
me han dicho que es huérfano.
Ha venido para cambiar
un
poco de caridad terrenal
un
paso en el tránsito al cielo
unas
cuantas monedas
un
miedo, compasión o credulidad.
Ha venido sin la caricia
de un alimento para el hábito del cuerpo,
caramelos quizás.
Ha venido más bien con un relato
de la imaginación de quien
no tiene otro trabajo.
Pienso un poco en la capacidad de conmover
la
aguda creatividad
la
catarsis
un
morbo estructurado, dosificado.
Cuánta lástima da ya no el periplo que narra
sino verlo allí de pie espeso
encorvándose lentamente
supurando cada palabra amarillenta
que drena y arruga su cara
y plaga sus sienes de canas.
El pez
grande devora al chico
Reality de Cine Mudo en 10 actos
Sólo me
interesa lo que no es mío. Ley del hombre. Ley del antropófago.
Oswald de Andrade
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros. No se manifiesta
en contra de este espectáculo porque él mismo participa
(circunstancialmente) en el canibalismo a algunos de sus congéneres. Un
eslabón. Una cadena.
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros mientras remienda y
tranquiliza a duras penas las partes que dejaron de otro hombre
despedazado. No ve venir el día en que lleguen menos canibalizados a la
emergencia. Un doctor. Unas luces rojas.
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros cuando con gran
incomodidad y cansancio fabrica los instrumentos que son utilizados por
sus caníbales. Exige que le suban el salario. Un cuchillo, un tenedor.
Una sierra.
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros mientras sigue un
flamante y sofisticado curso de Etnografía Americana, tercer tema la
producción y apropiación de alimento caníbal, dictado por un cocinero y
catedrático europeo. Desea con fruición escribir un recetario. Un libro
de geohistoria comparada. Unas páginas manchadas.
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros mientras hace una
larga cola para adquirir unos pocos gramos de carne de dudosa
procedencia. Se presume que es humana. Una duda. Una balanza.
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros mientras lee un
interesante artículo de un intelectual que elogia el saldo positivo que
significa la mejora de la calidad de las carnes nacionales. ¡Cuánta
inteligencia en tan oscuro panorama!
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros. Por un momento se
sacude, corre y logra llegar a la playa desde donde nada en una balsa al
exilio, o a la nada. Sin brújula no hay fronteras.
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros mientras escribe con
mucha agudeza y gran sarcasmo un ensayo sobre las consecuencias
caníbales de la privatización de la necropolítica. Todavía teme a
escribir sobre economía. Le fascina inventar palabras.
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros. Se queda poco a poco
sin nada de sí mientras se percata que cuenta al menos con una licencia
comercial ensangrentada. Decide empezar a cobrar por sus trozos. Calidad
Premium. No hay nada como él en el mercado.
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros. Se da cuenta que
despedazado se está quedando sin nada de sí: no tiene fuerzas para
comerse a un vecino, no tiene licencia para cobrar por sus órganos. Se
desespera ante la idea de perderlo todo y empieza a comerse a sí mismo.
No hay dolor.
Un hombre está siendo devorado por múltiples otros, y por sí mismo. Un
público reducido y distanciado observa el espectáculo mientras degusta
la carne del elenco. Qué pasión, una magnífica interpretación. Qué
realismo.
César Panza (Valencia, 1987) es Licenciado en matemáticas por la Universidad de Carabobo y miembro del comité de redacción de la revista Poesía.
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